Con todo ese tiempo libre, comenzamos a hacer y deshacer un sin fin de cosas. En el margen de esas actividades me uní a tantas cosas, tan de golpe, tan al principio, que terminé agotándome. Comenzó con una buena limpieza de baño, a profundidad, estrenando productos, emocionada. Me regalé entonces un momento para mí, una rutina de skin care que nunca había tenido el cuidado de regalarme y que me duró nada más ese día. Se acabó. Pasaron los días, comencé a dibujar. Abrí una cuenta en Instagram para compartir mis dibujos; momento de sacar esos cuadernos llenos de ideas deprimentes y recuerdos, tomando fotografías de viejos dibujos, había que empezar a crear el feed, hacerse de seguidores. Mientras tanto me uní a un challenge de maquillaje. No pasé del día 8 y me salté varios días, escasa de material para trabajar. Princesa Disney, coreano, de terror, frutal, de época e inspirado en un cantante. Se me acabó. Empezamos a limpiar el cuarto, sacamos ropa. Descubrí una camisa de mi esposo que iba a regalar. En este capítulo de ‘’Me pegó la cuarentena’’ transformé esa camisa en un blusón, un poco ajustado, pero orgullosamente hecho a mano. Fue un buen producto final que no he usado porque no se puede salir. Se acabó. Seguí dibujando, conocí un par de artistas, hice lives con ellos, los guardé. Dibujé y escribí para concursos, no fui elegida. Me dejé vencer a veces, permanecí encerrada en la oscuridad del cuarto, sin pensar, con música, con silencio. Recé con mi suegra. Me perdí en recuerdos dolorosos y angustiantes del pasado. Hice postres. Comencé a bailar ori tahiti. Dejó de tronarme cada hueso del cuerpo, atrofiado por la quietud. Se cancelaron las clases, volvieron. Limpiamos la casa, cazamos y asesiné ocho ratones. Me corté el cabello, me arreglé las uñas, me olvidé de mí, me lastimé. Me quebré, me levanté. Me apagué, me encendí. Esperamos. Bebimos. Solos, con un amigo, con música, con recuerdos, con tedio, con ansiedad, con frustración, con alegría. Tiramos, guardamos, acomodamos, volteamos, seguimos, paramos, retomamos. Dejamos de dormir.