Mi historia comienza en un día común, el encierro se veía cada vez más cercas en México y cuando llegó simplemente lo acepté por protección a mi familia, todo parecía estar bien, sin embargo, fue en ese periodo cuando sufrí un rompimiento amoroso con la persona con la que quería compartir el resto de mi vida, por más cursi y empalagoso que se escuche, aunado a esto, el puesto de trabajo por el que había puesto tanto esfuerzo, tiempo y dedicación, no parecía tener respuesta alguna. Mis días parecían eternos, tristes, desolados…
En esos momentos la comunicación que tenía con mi familia era muy superficial y la persona con la que solía expresarme ya no estaba, me sentía bastante sola, deprimida y desesperada, principalmente. Fue un proceso bastante difícil de afrontar ya que debido a esta situación mi salud mental y física se vieron bastante afectadas. Recuerdo que me ponía a ver videos motivacionales para ver si tenían algún efecto en mí, pero nada significativo. No fue hasta deje de retener mis sentimientos y dejara que el dolor fluyera en mí, lo que hizo que entrara a esta faceta de aceptación de que la vida no es perfecta, pero yo podía decidir cómo vivirla.
Después de esa revelación que tuve, empecé a relacionarme más con mi familia y mis mascotas, además empecé a estudiar por mi propia cuenta sobre temas que ya llevaba bastante tiempo arrastrando y que no me animaba a explorarlos y lo más importante, aprendí a valorarme más.
Fue bastante agradable ver que estos cambios tuvieron un efecto sumamente importante en mi vida, ya que el pasar más tiempo con mi familia y mascotas hizo que creáramos un vinculo muy fuerte y hermoso, respecto a mi vida laboral, recibí la respuesta por la que tanto había esperado y comencé a trabajar en un puesto mayor al que yo había imaginado. Por último, estoy yo, gracias a todo este proceso, pude aprender nuevas cosas y que ahora me encanta hacer y me motivan bastante para seguir creciendo, además ahora soy más sincera conmigo misma, y aunque en ocasiones el miedo o nerviosismo nos puede invadir, siempre podremos levantarnos si eso es lo que deseamos. No sé qué sería de mi en este momento si no hubiese sido por la pandemia, porque en mi caso, lo único que necesitaba era simplemente un cuarto tranquilo donde pudiese pasar el tiempo que necesitase conmigo misma, una cama en la cual pudiese descansar después de derramar tantas lágrimas, un espejo en el que pudiese verme a mí misma y una ventana que me ayudase a no despegarme de la realidad.