La vida en tiempos de pandemia

Astrid Alejandra Farias Cortes
Ensayo de la vida en tiempos de pandemia
26/06/2020

La vida en tiempos de pandemia
Todo comenzó un 17 de marzo del 2020, las autoridades gubernamentales pidieron que de manera voluntaria las personas que no ejercían un trabajo de orden básico (salud, alimentos, servicios en torno a esto) permanecieran en casa, para evitar la propagación del Covid-19.

A la fecha son 71 días de asilamiento social, donde la mayor parte de este tiempo he estado en casa, conviviendo con las mismas hermosas personas, disfrutando del mismo espacio, aun con todo esto, cada día ha sido único y diferente.

Las primeras semanas se sintieron realmente como un alivio, fue delicioso frenar en seco a la imparable velocidad de la vida cotidiana, llena de responsabilidades, compromisos, exigencias sociales y la obligación de cumplir con horarios, es este último el que más cansancio me acumulaba, sin embargo, mi ser estaba tan automatizado a la sobreproducción que no podía para, así que limpie ordene y reacomode mi casa entera, organizaba actividades espectaculares que requerían de mucho esfuerzo para entretener a mis hijo, tenia la comida en el tiempo perfecto para que mi esposo e hijos comieran a la hora, atendía mis responsabilidades como estudiante de la maestría y cumplía con todas las tares de la escuela de mis hijos, paseaba al perro tres veces al día, hacia las compras necesarias para alimentarnos, etc.; sin embargo mi alma se sentía aliviada de tener el pretexto de no salir de casa.

Por fin tenía tiempo de escuchar a los míos, disfruto enormemente ver la complicidad entre mis hijos, fortalecí los lazos con mi pareja y recuperé mi actividad favorita de ser mamá, el compartir actividades del hogar con mi familia me llena el corazón. Me sentí como un ave construyendo y cuidando de su nido. Pasando los días, poco a poco, aprendí a relajarme, a soltar la super productividad.

En la tercera semana, aun con super buen ánimo, empecé a escuchar todas las teorías de conspiración del gobierno, y comencé a preocuparme de la economía del país, sentí la ansiedad de la gente que me rodea por la crisis económica que les comenzaba a tocar, esto despertó en mi mucho coraje y comencé a cuestionar las estrategias del gobierno para enfrentar la pandemia.

Otros acontecimientos sucedieron a partir de la tercera semana que me movió mucho, un primo hermano de 39 años, que acababa de recibir a su segunda hija, murió de un infarto culminante. Por motivos del aislamiento social, no pude estar acompañando a mi familia, nos despedimos a través de la ceremonia en vivo que estaba siendo publicada vía Facebook, lamente mucho no estar ahí, aunque no tengo una relación tan cercana con mi tía y los suyos, realmente quería acompañarla porque le ha tocado despedirse de dos hijos y su marido, además de estar para la esposa de mi primo que quedo viuda con un niño de 2 años y una bebe recién nacida, y apapachar a mi primo (hermano del difunto) que estuvo presente cuando murió su hermano y que tenía una relación super cercana con él.

Además de esto, una prima segunda de 30 años, que tampoco es tan cercana a mí, pero sigue siendo familia, sufrió un derrame cerebral, el cual pudieron para después de muchos días de sangrado, y que además se infectó. No pude visitarla en el hospital por temas de la pandemia, pero gracias a Dios, esta ahora en su casa recuperándose.

En las siguientes semanas celebramos el cumpleaños de mi hijo menor, el cual disfruté un montón, invitamos solo a una gran amiga con su familia y la pasamos super a gusto, todo el día festejando. Mi familia no pudo estar por temas de seguridad sanitaria, lo cual también fue raro.

Al poco tiempo mi familia se vio afectada económicamente, tuvimos que vender mi carro para salir del apuro de las deudas que teníamos pendientes que pagar, y que no lo podíamos hacer porque la empresa donde trabaja mi esposo hizo ajustes en los sueldos y retiraron prestaciones. Pero gracias a Dios, aun conserva su empleo.

Ha sido una temporada difícil de comprender, donde en tan poco tiempo ha pasado muchas cosas muy fuertes, que me han generado un estado de ansiedad, cansancio, confusión e incomodidad. Siento que estamos nuevamente entrando en un momento de transición, donde poco a poco irán reactivando las actividades comerciales y sociales. Pero el no saber que nos espera en el futuro me genera ansiedad, y como tengo días buenos donde puedo aceptar perder el control, tengo otros que no puedo dejar de pensar en posibles escenarios catastróficos. Pero como dice mi abuelo, No te preocupes mejor ocúpate. Ese es mi mantra, la frase que siempre me repito, que me genera alivio.

Me quedo disfrutando el momento en casa, del tiempo con los míos, confiando que todo se va a arreglar para el bien de la humanidad, que la situación financiera somos capaces de reactivar, con fe de que todas las heridas van a sanar. ¡Viva la buena vida!

Astrid AlejandraGuadalajara, jaliscoEmoción: Felicidad